Empaques con propósito: una oportunidad sostenible
Escrito por: Ángela Concha | Junio 25 de 2025
En un contexto donde la sostenibilidad y la transparencia marcan la agenda, las compañías se enfrentan a un nuevo tipo de exigencia: ya no basta con ofrecer un producto funcional o atractivo. Hoy, los consumidores esperan algo más. Quieren marcas con alma, con un propósito claro y valores auténticos, que actúen con responsabilidad y lo demuestren con acciones concretas.
Este cambio en la demanda va acompañado de un marco regulatorio que también se está transformando. La Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que está ganando terreno en América Latina, obliga a las marcas a repensar cómo gestionan sus empaques y residuos. En este nuevo escenario, adoptar un modelo de economía circular es una estrategia de negocio vigente y necesaria.
¿Qué es la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y por qué importa?
La REP se basa en un principio claro: las marcas deben asumir la responsabilidad ambiental de sus productos durante todo su ciclo de vida, desde su fabricación hasta su disposición final. En la práctica, esto significa gestionar, reducir o incluso rediseñar sus empaques para facilitar su reciclaje o reutilización. Para lograrlo, muchas compañías necesitan aliados que no solo ofrezcan materiales reciclables, sino que ayuden a cerrar el ciclo de forma concreta.
En este contexto, el modelo de circuito cerrado de Smurfit Westrock se convierte en una herramienta práctica. A través de su sistema integral de recolección, clasificación y reciclaje de empaques posconsumo, la compañía no solo recupera fibra como materia prima para nuevos empaques, sino que también impulsa una economía circular eficiente y sostenible. Esto reduce el volumen de residuos y también representa una ventaja concreta para compañías que quieran anticiparse a las regulaciones y posicionarse estratégicamente. Las marcas que adopten este enfoque de manera proactiva no solo cumplirán con las exigencias del presente, sino que también construirán relaciones más sólidas con sus clientes y liderarán con propósito en el mercado del futuro.
En nuestra región la REP empieza a tomar forma con marcos cada vez más definidos.
Diversos países ya están avanzando con pasos firmes:
- Chile avanza con su Ley REP desde 2016, con metas por tipo de producto prioritario y obligaciones sectoriales.
- Colombia ha incorporado la REP como política nacional en su gestión de residuos de envases, con metas de aprovechamiento y reportes obligatorios.
- Brasil tiene acuerdos sectoriales activos en logística inversa, especialmente en cartón y envases posconsumo.
- Perú y Ecuador avanzan en la implementación de sistemas de gestión y responsabilidades diferenciadas por actor.
- Argentina discute proyectos para una Ley de Envases, que buscan integrar este enfoque a nivel federal.
- En Centroamérica y el Caribe, países como Costa Rica y República Dominicana ya adoptan principios de REP en normas de residuos y etiquetado ambiental.
Más allá de las leyes: una demanda del consumidor
El cambio no solo viene de las regulaciones: también lo impulsan las personas. Cada vez más, los consumidores exigen algo más que un buen producto, quieren marcas que se comprometan con el planeta.
Según un estudio de Kantar, el 95% de los latinoamericanos esperan que las compañías actúen para proteger el medioambiente, y más de la mitad están dispuestos a cambiar de marca si esta no comparte sus valores de sostenibilidad.
Con este cambio en las preferencias del consumidor, los empaques con propósito se convierten en una herramienta estratégica. Las marcas agregan valor desde lo ambiental, seleccionando materiales que se eligen con lógica circular con materiales reciclables, reutilizables y recuperables bajo principios de economía circular. Desde lo emocional, conectando con el consumidor, explicando cómo usarlo, devolverlo o reciclarlo y qué impacto tiene esa acción. Incluso desde lo comercial aporta valor, la posiciona como agente de cambio elevando su reputación y diferenciación en el mercado. Convertir esto en una extensión del propósito de la marca es hoy una de las decisiones más visibles y efectivas en una estrategia de sostenibilidad.
Un empaque con propósito no solo protege: comunica, educa y activa. Por eso, quienes construyen modelos de negocios basados en la ética y el compromiso ambiental, y actúan con coherencia, no solo ganan clientes, sino también confianza.