Masava Kemi, fabricante de productos de limpieza específicos para la industria naval, buscaba una forma más sostenible de empacar sus productos. El reto consistía en sustituir los empaques de plástico rígido, que cuando estaban vacíos ocupaban un valioso espacio y generaban gastos de manipulación en el puerto. A menudo se tiraban al agua y ensuciaban nuestros océanos.